Bajo la tierra encontramos un montón de pasillos a los que no teníamos que haber dado,n definitivamente estábamos perdidos.
Caminamos sobre el primer pasillo, donde unas criaturas peludas, marrones, redondas, con tenazas - y afortunadamente pequeñas-, nos quisieron atacar. No hubo riesgo más que el de perderse por un pasillo contiguo, pero a estas alturas de la circunstancia, ya estábamos usando una cuerda de guía.
Después de tomar el 2o pasillo en vano, tomamos el tercero del lado derecho, concentrados en salir del lugar.
Lo que vimos voló nuestras cabezas: una serie de casas continuas en forma romboide local a lado, o más bien debería decir "diagonal sobre diagonal", donde los puentes se tomaban de abajo hacia arriba, y tenías que tomar vuelo sujetando una barra pasamanos mientras corrías, para después tomar vuelo y apoyarte en una raíz de dinizia mientras recogías tus pies para tomar aún más fuerza y poder saltar en alguno de los cruces de diagonal. Haciendo esto puedes lograr retomar la caminata a pie y poder subir a tu Zakah, que son precisamente esas casas incrustadas en la pared, y que están una sobre otra en diagonal.
Mi libreta se mojó y el dibujo que hice para la bitácora está húmedo aún. Al salir de aquí lo trataré de secar e imitar para hacer ilustrativo y comprensible lo que sucedió ese día.
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