Ir al contenido principal

Descendiendo en el viaje al centro

 Avanzada la tarde seguimos descendiendo. Hay que ser muy precavida al descender por toboganes de arcilla firme -o por lo menos quienes eligen esa opción-. Al lado corren unas ruinosas escaleras de madera que me causan menos confianza que descender a rappel.

Hay dos curvas pronunciadas que no pudieron avanzar al lado de los escalones: tuberías profundas para extraer el escaso petróleo de la zona estorbaban. Esta razón fue la que me permitió encontrar diversión en medio de la oscuridad del subsuelo.
La curva toboganera me llevó por una zona de falsas piedras preciosas en el techo ¿las habrán puesto a propósito, figurando una constelación para admirar sólo con lámparas de minero? Nah, creo más bien que es una disposición de falso oro. 



Mientras observaba el manto que me cubría, creí ver algo extraño ¿una serpiente o una persona sacrificada? Quise detenerme pero llevaba demasiada velocidad,  sólo la fotografía mental de luz se quedó en mis ojos.
Una hora después, al encontrar con el resto del equipo -team tobogán y team escaleras-, comenté lo que había visto
... acaso algún embrujo? Muñeco tipo vudú? 

La conclusión general fue que mi mascarilla no estaba ajustada correctamente,  y que eso ocasionó que respirara más gas del agua necesitaba en ese nivel de subsuelo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La señora de la casa

  Me gusta mi rincón. Me acomodé un espacio en la habitación y cuando nadie más está en ella, disfruto acomodarme y quedarme dormida, dicen que son cosas de la edad. Cuando me hablan para comer, me desamodorro y como lo que me preparan, que generalmente es lo mismo porque muchas comidas me cae mal y me enfermo del estómago ¡y luego para qué te cuento! me acaban mandando medicamentos y no me gusta tomármelos, ni aunque me traten de obligar diciéndome "es por tu bien". Guácala.   Hace un tiempo los muchachos trajeron a un bebé enfermo, y me he dado a la tarea de cuidarlo a ratos cada vez más grandes. Es un buen crío, así que no era difícil de cuidar... hasta hace unos meses. Ya no está enfermo, pero tiene mucha energía, y a mi edad y con mi temperamento no es tan fácil aceptar jugar todo el tiempo ¡es muy cansado!   Mi muchachita me consiente mucho: me abraza y me llena de besos. Me ha contado que le da tristeza no saber nada de mi pasado, pero está formado de cosas que no le p

Borradores y encuentros

Abro el blog. La pantalla inicial me permite recordar que tengo cuando menos dos entradas como "borradores" pero ¿cuándo vuelvo a ellos? ¿cuándo vuelvo a los párrafos escritos en medio de la necesidad de expresar ideas que me aquejan o me ponen reflexiva? la respuesta ni me enorgullece ni me da felicidad: no vuelvo, la vista a mis palabras e ideas previas. Las páginas escritas ven la sombra al cerrarse el cuaderno, al apagar la computadora, en los borradores de los bloc de notas virtuales. ¿Soy la única? No creo  Es muy fácil encontrar a la persona que ya no eres al revisar el/ los diarios que escondías de tus hermanos, para evitar ser expuesta y -aún- más vulnerable. Creo que es más fácil aún pensar en el temor de ver nuestras versiones anteriores, diferentes, perfectibles y muchas veces con ideas que los años van perfilando, van puliendo hasta en detalles inesperados o poco notorios pero esenciales. El trabajo de amor propio y de aceptación puede ser un deporte de aventura,

Carta a Violeta E.2

  Mi muy querida Violeta: Ayer sentí mucha angustia porque estábamos en la sala, al lado de la ventana y veíamos la tv mientras se oscurecía. Pues bien, escuché cómo afuera de la ventana estaba un colibrí, que aleteó durante unos instantes afuera de la ventana del estudio, al lado de este cuarto. Si bien sentí alegría por la visita, en ese momento entró en mi ser la revolución mental de saber que tengo una flor aretillo adquirida hace 4 días en el tianguis de la colonia (con el mismo señor que compraba cuando vivía en la casa materna), pero que es el mismo al que tengo en cuarentena por ser recién llegado y aún no saber cómo colgarlo en la ventana. Debo investigar un método fiable, que no arriesgue ni a los gatos ni a los colibríes visitantes. Todo esto estaba dilucidando cuando pensé que a la persona a quien podría contarle esta situación y lo entendería perfectamente serías tú, Violeta.