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Tripulante interdimensional

 Huitzil se fue y tardó semanas en dejarse ver de nuevo y, cuando lo hizo, fue desde la hoja más alta del árbol de la acera de enfrente, desde la jacaranda que cubre la calle.

Por lo largo de su ausencia, en cuanto escuché el trino suave y delicado, me asomé sin perder un segundo y lo vi descansando, mirando en múltiples direcciones, me dispuse a saludarlo desde mi ventana inmediata. Lo saludé con júbilo y con amplios movimientos de brazo.

Algunos segundos después de que se percató de mi cautiva presencia, se levantó con un suave aleteo que pronto llegó al máximo de velocidad, cruzó la calle, y a un par de metros arriba  de la misma ventana, se detuvo, vio hacia donde estaba mirándolo y se fue cruzando el techo con dirección hacia donde el alba nunca nos falla.


¿Otros animales no humanos también le piden a colibrí que envíe sus mensajes de recuerdo y añoranza a sus seres queridos que aún están en este plano?

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